La vida de los autos X: los cirujas

Cirujas, crotos, homeless.
Los hay de todo tipo.
Los podrás ver en los alrededores de la ciudad, durmiendo a la intemperie, tratando de cobijarse debajo de los árboles o en las veredas.
No son de temer, suelen ser más bien estáticos.
Tal vez -muy pocas veces- los veas mendigando en las esquinas un poco de Fangio XXI para calentar un poco el tanque por las noches.

Una joyita de las de antes

Las lenguas no tienen riendas

Las palabras huelgan.
Un clásico entre los clásicos.
Nótese los detalles al tono: las franjas verdes del camión hacen juego con las cruces de la farmacia, que vaya a saber por qué desarreglos del destino se perdieron de alinearse simétricamente con esta chata.

La extinción de las especies

Hay cosas que el National Geographics o el Animal Planet no dejan de presagiar: la extinción a corto plazo de la mayoría de las especies animales por la destrucción de su medio ambiente.
En la foto, puede verse una jirafa que ha decidido acabar con su triste vida cuando la alienante civilización avanzó sobre la sabana.
En pocos años, el estrés zoológico pondrá fin a la mayoría de las criaturas que conocemos.
Acá es donde iría un comentario gracioso pero el asunto ya es lo suficientemente macabro.

Dos en uno con pregunta

Dos detalles en una sola foto.
¿No es agradablemente honesto hacer publicidad de una lonera mediante una lona destrozada?
Al menos, si la lona se te rompe, te pueden decir "¿y qué esperabas?, ¿acaso no viste el anuncio?".
Si todo el mundo fuera así andaríamos mucho mejor.
"Si me votan les prometo que voy a enriquecerme infinitamente".
"Si, compralo tranquila, este celular es buenísimo. No vas a tener problemas, a menos que llames a nuestro servicio de atención al cliente o intenter llevarlo al service".
Cuantos problemas nos ahorraríamos...

El segundo detalle viene con pregunta. ¿Podría alguien decirnos qué es lo que se lee en el frente del camión? Como (casi) siempre, clic en la imagen para ampliar.

¡Dá la cara, sotreta!

Me voy por necesidad, regreso porque te quiero

Este graffitti camionero me da mala espina.

Sea a quién sea que se dirige con este mensaje, ¿por qué no se lo dice frente a frente, en vez de dejarle un mensaje en el culo de su camioneta?

¿Es que acaso teme la réplica, dejando que el destinatario lea el texto cuando la partida ya se produjo, cuando el autor ya se ha alejado?

Jamás sabremos la verdadera respuesta.

Probablemente sea una de esas personas desubicadas que para informarte algo grave tratan de sacarse el peso de encima mandando un SMS diciendo por ejemplo: "BB, tu vieja estiró la pata".

¡Que pedazo de gay!

Apenas ayer publicaba la inquietud en Polenta con Pajaritos sobre si habría alguna patente de auto más chota que la hipotética PUT OOO.
Pablo Tossi) (cuando no) me envió -entre otras imágenes que ya irán viendo- una fotografía de una patente R-E-A-L que si bien me parece que no supera a la del párrafo anterior, posee la gracia de ser verídica y ya está empezando a contar con mi gracia.
No es de la mejor calidad, hay que reconocer, pero hay que entender que es complicado manejar día y noche mirando culos hasta encontrar (por fin) un gay.

Y ya lo ven. Muchas veces la realidad supera la ficción.
¿Algún otro que recoja el guante?

La vida de los autos IX: El hippie

(ampliar la imagen puede resultar lento, pero esta vez vale la pena.
¿Cuántas calcos tiene?, ¿de qué color será la pintura?)

Desde Sonoma nos llega esta camioneta, enviada por Mónica.
Ella me dice que por ahí puedo publicarla. Sinceramente, creo que esta camioneta ya viene bastante publicada.
Este es el clásico vehículo que de ser humano en su próxima vida usaría el pelo largo, remeras batik y pantalones con pie de elefante, escucharía a Bob Marley y se sentaría junto a John y Yoko, a los pies de la cama, a clavarse una medialuna con jugos de fruta.

No sabés todo lo que representás para mí

¡Aaaaah!
(suspiro)
Pensar que algunos nabos se gastan la plata en regalos costosos y flores o bombones o cosas por el estilo. El pibe se arregló con un aerosol y bue, lo único que tenía a mano. Qué linda sorpresa debe ser ver que tu novio te desee feliz cumple con un originalísimo depósito de inmundicias.
Qué romántico, Nico.
Y eso que no vieron el grafiti que hizo en pleno asfalto desparramando cascaras de zapallo, restos de pañales, grasita y huesos de asado y otros materiales artísticos biodegradables. Los autos ya lo habían estropeado un poco, pero decía algo así como "yo por vos, daría todo, daría".

El nuevo sistema chino

Fiel lectola Colvina enviál joyita.
Como decíl sabio maestlo: "Lo impoltante no sel tamaño del caltel, mi pequeño dlagón, sino disimulal lo bestia del letlista".

Añexo A Inciso IV:
Cómo pregunta Corvina en uno de los comentarios: "¿el airback es protección para el trasero?"
Se me había pasado esa. No me esperaba tantos pifies en un sólo cartel.
Lo que no entiendo es cómo luego de tenerlo listo tuvieron el atrevimiento de colgarlo. ¿Lo habrá hecho el hijo del dueño del taller?
Más allá de eso, Corvina, sí. El airback debe ser una protección para el culo. O es eso o el letrista no podrá sentarse por lo menos en un año.
Por las patadas, digo.

La vida de los autos VIII: el joven rebelde

( gracias Pablo Tossi)

Así son los jóvenes.

Se llenan de piercings y tatuajes, después se emborrachan o algo peor y quedan destruidos.

Total, después van los padres, los cargan en sus doloridas espaldas después de todo el día de deslomarse en el trabajo mientras el atorrante este sale a reventarse por ahí, y los llevan de nuevo a casa.

Tetris 3D de camiones

Esta es una foto que me mandó allá por lo lejos la Srta. Baterflai.

Parece ser que en Uropa se siguen jugando mucho los juegos de rol.

En esta caso, vemos a un grupo de camioneros interactuando en una versión real-life del famoso Tetris 3D, en este caso encastrando camiones sobre el fondo de la autopista.

¿Cómo sé que es en Uropa?

Fácil: ningún camión tiene la calcomanía de "Subite, sentate, agarrate y callate".

Fugado del tren fantasma

¡¡¡Brrrrrrr!!!

Este tren da miedo.

Cuando lo ví, durante mis vacaciones, noté que los niños lloraban a su paso.
Pensé en principio que los que asustaban eran los cabezones que lo acompañaban, caracterizados como Barts Simpons, Barneys y Shreks del subdesarrollo.
Pero no, una mirada a los dientes del trencito me bastó para comprender el motivo de los sustos. ¿Qué clase de padres llevaría a sus hijos a pasear en un tren vampiriforme?